Sin ninguna duda, dar a luz es uno de los momentos más felices de la vida de muchas mujeres, que reciben con los brazos abiertos abiertos a los bebés que, durante nueve meses, han llevado dentro de ellas. Sin embargo, es incuestionable que el cuerpo sufre unos cambios tremendos después del parto que pueden afectar a la salud mental y física de la madre, llegando a eclipsar la alegría de tan bonita etapa. Además del aumento de peso, la retención de líquidos o la pérdida del cabello, algunas madres también han experimentado serios problemas de incontinencia después de haber dado a luz.
Esto último se produce por el trauma que sufre el suelo pélvico de la mujer durante el parto. El suelo pélvico es el conjunto de músculos y ligamentos que une el coxis con el pubis y que sirve para sostener los órganos pélvicos, es decir, los reproductivos, la vejiga, el colon y el recto.
Debido a las contracciones que aparecen en el momento de dar a la luz, las fibras musculares del suelo pélvico se estiran tanto que llegan a debilitarse y descolgarse después del alumbramiento. Si bien la mayoría de las mujeres se recuperarán pasado un tiempo, algunas pueden experimentar algunas complicaciones derivadas de este proceso y que van más allá de la incontinencia.
Los daños que sufre el suelo pélvico durante el embarazo y en el parto pueden llevar a sufrir prolapsos genitales (caída de los órganos), dolores abdominales o pélvicos e incluso molestias durante la penetración. Contrariamente a lo que muchas mujeres creen, estos problemas son evitables y no tienen porqué convivir con ellos de por vida por el mero hecho de haberse convertido en madres. De hecho, existen ciertos ejercicios que pueden ponerse en práctica antes y después de dar a luz y que sirven para fortalecer el suelo pélvico, asegurando así un buen estado del mismo tras el alumbramiento.
Los ejercicios de Kegel
Los ejercicios de Kegel son contracciones que se realizan de forma voluntaria para fortalecer los músculos del suelo pélvico y prevenir posibles lesiones tras el parto, aunque también son recomendables para mujeres que no hayan sido madres e incluso para hombres. Para poner en práctica estos ejercicios, es necesario que la persona esté sentada o acostada, siendo esta última posición la más adecuada. Las contracciones que deben llevarse a cabo son similares a las que se hacen cuando entran ganas de orinar y tienes que apretar para aguantarte.
Es muy importante que tengas claro qué músculos hay que contraer para asegurarte de que estás haciendo los ejercicios de Kegel de forma correcta. Si te cuesta reconocerlos, puedes intentar detener el chorro de orina durante un segundo cuando estés evacuando: los músculos que utilizas para retenerlo son los mismos que debes contraer. Una vez que los has identificado, debes seguir esta rutina de ejercicios para fortalecer el suelo pélvico.
- Asegúrate de que tu vejiga está vacía para evitar 'sustos' durante los ejercicios. Túmbate boca arriba con las piernas arqueadas en un ángulo de 45 grados y contrae los músculos del suelo pélvico durante unos ocho segundos.
- Después, relaja los músculos y descansa unos diez segundos antes de volver a contraerlos. Debes hacer diez repeticiones de estos ejercicios tres veces al día, repartidas en mañana, tarde y noche.
Si bien antes se ha comentado que puedes realizar estas contracciones mientras orinas para localizar qué músculos debes ejercitar, no debes repetirlas cuando estés evacuando de nuevo porque tu vejiga y riñones pueden verse afectados con el paso del tiempo. Del mismo modo, no se debe aumentar la intensidad de los ejercicios y las mejoras deberían hacerse notables pasadas las cuatro semanas. Si no es así y sigues teniendo problemas de incontinencia, dolores abdominales, pélvicos o durante la penetración, deberías acudir a tu médico u otro profesional para que te examine.
Las bolas chinas
Las bolas chinas son un buen instrumento que pueden ayudar a las mujeres -y a los hombres- a realizar los ejercicios de Kegel de forma efectiva. Una vez que las coloques dentro de la vagina, la gravedad hará su trabajo y tirará de ellas hacia abajo, y tú tendrás que detenerlas contrayendo los músculos de tu suelo pélvico. El objetivo final es que seas capaz de llevarlas durante unos treinta minutos al día sin que se caigan, empezando por diez y aumentando el tiempo de forma progresiva.
Para colocar las bolas chinas de forma correcta, primero debes lavarlas con jabón neutro y cubrir la primera -o única- con un poco de lubricante. Después, las introducirás en la vagina por detrás del músculo, como si se tratara de un tampón. Es muy importante que tengas en cuenta en qué momento de la recuperación posparto te encuentras para comenzar estos ejercicios, no siendo recomendable ponerlos en práctica antes de los cuarenta días después de haber dado a luz. Del mismo modo, si estás embarazada y quieres fortalecer tu suelo pélvico durante la gestación, debes dejar de usar las bolas chinas a partir de las 34 semanas.