Observando el cuerpo femenino y el cuerpo masculino, es obvio que podemos encontrar múltiples diferencias. Por regla general (aunque depende mucho de la fisonomía de cada persona en particular), los hombres tienen una mayor tendencia a generar musculatura con relativa facilidad, mientras que las mujeres suelen tener mayores dificultades en este sentido, por la ausencia de testosterona. Por otro lado, la grasa no se distribuye de la misma forma en el cuerpo de los hombres que en el cuerpo de las mujeres.
Mientras que en el caso de los hombres, la grasa suele localizarse en la barriga, las mujeres suelen acumularla en la parte de las piernas, el culo y las caderas. Esto es lo que comúnmente conocemos como cartucheras, y es una parte que está muy mal vista a nivel social. En este punto, debemos hacer una aclaración antes de continuar: que alguien tenga cartucheras no es antiestético, sea una mujer o un hombre, por mucho que los cánones estéticos nos hayan hecho creer esto.
Porque todos los tipos de cuerpos son válidos, como bien defiende la filosofía body positive. Es fundamental comprender esto, porque solo encontrándote a gusto dentro de tu propia piel serás capaz de ser feliz; quitarte las cartucheras no te dará la felicidad, pero aceptar que eres físicamente válida tanto con ellas como sin ellas, sí. Una vez dicho esto: si decides adelgazar, o intentar perder estas famosas cartucheras, ¡hazlo siempre por ti misma, y buscando tu salud física y mental! Ni las cartucheras, ni la celulitis, ni el acné son cosas de las que avergonzarse.
Además, estas cartucheras tienen un porqué. Como todo en nuestro cuerpo, esto tiene una explicación muy convincente y que responde a necesidades biológicas determinadas. Es por los estrógenos, que son unas hormonas específicas de las mujeres, que el cuerpo femenino acaba adquiriendo una especie de forma de ocho, acumulándose la grasa sobre todo en las caderas, el muslo y los pechos. Esto, que tanto complejo nos crea a las mujeres con nuestras piernas, es lo que nos permite ser madres con una mayor facilidad. Sí, unque parezca extraño, esta acumulación de grasa tiene muchos más beneficios que perjuicios para nosotras.
Las cartucheras no son nuestras enemigas
Las mujeres tenemos una gran cantidad de estrógenos, que son las hormonas sexuales femeninas derivadas del coresterol. En el caso de los hombres, lo que tienen son andrógenos, que tienen una composición y un funcionamiento totalmente diferente. Los estrógenos nos hacen que los órganos reproductivos crezcan, regulan el ciclo menstrual y, además, influyen en el metabolismo de las grasas y hacen que esta se distribuya de una forma u otra.
Y el cuerpo humano es mucho más inteligente de lo que podamos imaginar. Esa grasa será la que, cuando las mujeres decidan ser madres, favorecerá que el embarazo vaya correctamente. Sobre todo, lo relacionado con el cerebro del bebé, puesto que, para su formación, el feto requerirá mucha grasa. Entendamos grasa como productos grasos saludables, y no como comida considerada rápida; esta última es completamente perjudicial, mientras que la primera es muy favorable.
Teniendo esto en cuenta, es fácil comprender que esta grasa de las piernas que a veces consideramos nuestra enemiga, que hace que la celulitis en ocasiones prolifere en nuestros muslos, no es sino aquello que nos ayudará a que nuestros futuros hijos tengan muchas más posibilidades de nacer sanos. En cuanto a la celulitis, no debemos olvidar que no dejan de ser nódulos de grasa, agua y unas toxinas específicas; haya o no sobrepeso, la celulitis puede hacer su aparición en el momento en el que haya grasa. Ni es negativa, ni hace daño, ni es síntoma de ninguna otra enfermedad.
El cuerpo femenino es muy complejo
Este sistema de almacenamiento de grasa que favorecen los estrógenos es increíblemente eficaz. Según estudios que se han hecho al respecto, durante la pubertad los chicos suelen coger una media de doscientos gramos al año, mientras que las chicas suelen coger un kilogramo. La diferencia es abismal, como podréis comprobar. Pero esto no es negativo, ni mucho menos: es una preparación totalmente natural, que lo que busca es conseguir que el embarazo sea mucho más sencillo.
Aunque veamos el embarazo como lo más natural de mundo (porque lo es), esto no implica que sea sencillo. Puede haber muchas complicaciones, porque lo que se está haciendo es gestar un nuevo ser vivo, crearlo de la nada. Es por eso que el cuerpo trata de protegerse de todas las formas posibles, y una de ellas es acumular grasa para hacer que todo vaya bien.
Sí, acumular grasa en la zona de las piernas puede llegar a ser considerado un complejo para muchas mujeres, sin lugar a dudas, ¡pero también tiene sus ventajas! Las mujeres eliminamos muy rápidamente la grasa de las zonas conflictivas del sistema cardiovascular, favoreciendo que no tengamos con tanta asiduidad problemas de corazón. En el caso de los hombres, como no almacenan la grasa en zonas como las cartucheras, esta acaba en la zona abdominal; de esta forma, acaba poniéndolos en un riesgo muy alto de padecer un problema cardiovascular.
¡Acepta tus curvas!
¿Aún tienes dudas? Todas esas curvas que tienes, eso que tú llamas cartucheras y que tanto te acomplejan, son lo que te ayudan a continuar sana, lo que hace que tu embarazo algún día vaya mucho mejor de lo que iría si esa grasa no existiera. Puedes hacer deporte, puedes cuidarte, pero es fundamental que no te obsesiones con eliminar algo que, biológicamente, está ahí por una necesidad. Esa grasa podría alimentar a tus futuros hijos durante su formación, ¡es una grasa muy útil!
Pese a lo duros que son los cánones estéticos, lo mucho que pueden llegar a dañarnos los estereotipos, es importante que conozcamos nuestro cuerpo para, de esta forma, poder aceptarlo, comprenderlo y valorarlo. Seguro que hasta ahora creías que esas cartucheras no podrían tener nada bueno, y con este artículo te has sorprendido. ¡Pues todo en tu cuerpo tiene una función específica!